Libro: Si esto es un hombre

Primo Levi es el autor de este magnífico libro.

Primo Levi, lector empedernido, pensaba que en el oficio de escritor " has de estar preñado de experiencias vitales". Desde luego a él no le faltaron. Primo Levi nace en Turín en 1917 en una familia judía. Presenta su tesis en química en 1941. Se une a la resistencia fascista y es denunciado y detenido en 1943. Fue uno de los 7500 judíos italianos deportados y uno de los 800 que sobrevivieron. Regresa a su patria después de estar 10 meses en el infierno de los campos nazis y de vagabundear después de ser liberado por Europa del este. Trabajó como químico en una empresa de pinturas desde 1946 a 1974, año en el que se jubiló. Se casó y tuvo dos hijos. Se suicidó un 11 de abril de 1987.
Comenzó a escribir inmediatamente después de su liberación, ya que consideraba una necesidad elemental la de contar a los demás lo que vio en nombre de los que ya no podían hablar.

El escritor italiano, Ferdinando Camon, de origen muy humilde, realizó una excelente entrevista a Primo poco tiempo antes de su desaparición y con profunda emoción escribió en el epílogo de la entrevista: "Levi no gritaba, no insultaba, no acusaba, porque no quería gritar, quería mucho más que eso, quería hacer gritar".

Levi volvió a Auschwitz en dos ocasiones, en 1965 y en 1982. En la segunda ocasión viajó con él un equipo de la RAI que lo entrevistó ante las cámaras. De la transcripción que hizo Marco Belpoliti de la  entrevista cabe remarcar:
- "Viajar en un vagón de mercancias sellado durante 5 días es una experiencia que no se olvida".
- "La sensación infernal que produce el olor del carbón, olor de Polonia".
- "El regreso al lugar pero a un hotel de lujo, impensable , jamás se me hubiera ocurrido".
- "Pero lo peor sería al revés , pasar de un hotel de lujo a la desesperación".
El libro de Primo Levi tiene una visión exenta de lamentos, de insultos. Su estilo es muy meticuloso, muy claro, pero sorprende la distancia emocional. Levi dice " para escribir este libro he utilizado el lenguaje mesurado y sobrio del testigo, no el lamentoso lenguaje de las víctimas, ni el iracundo lenguaje del vengador.